CONSEJOS PARA QUE LA VIDA DEL TURBO SEA MUY LARGA
El turbo es un componente del motor que requiere de unos cuidados concretos para no deteriorarse antes de tiempo. Si bien es cierto que muchos de ellos son sobradamente conocidos, no todo el mundo sabe cuándo aplicarlos y en qué medida.
No es raro ver conductores que esperan a que se enfríe el
turbo después de cualquier tipo de trayecto. Y tampoco faltan los que se
conforman con 30 segundos al ralentí después de un puerto de montaña. Cada cosa
debe hacerse en su justa medida. Algo que no es difícil si se tienen unas
cuantas nociones sobre el turbo.

En los motores sobrealimentados es incluso más
importante cuidar la lubricación que en los atmosféricos. Por ello, se
suele decir que conviene esperar a que el coche se caliente un poco sin apretar
el acelerador antes de iniciar la marcha. En realidad, esto no es cierto del
todo. Si quieres calentar el motor a base ralentí, en la mayoría de los coches
modernos tendrás que esperar mucho para ganar unos pocos grados. Se trata más
bien de esperar a que el aceite salga del cárter y se distribuya
de nuevo por todas las piezas. Incluido el turbo. Además los aceites
de motor actuales mantienen muy buenas propiedades sin estar a
temperatura de servicio. En especial los aceites sintéticos.
Por eso, no es necesario esperar más de 1 ó 2 minutos antes
de mover el coche. Bastará con modificar los hábitos. En lugar de entrar,
ponerte el cinturón, revisar los espejos y arrancar, es mejor encender el motor
en primer lugar.

Excepciones:
Si tienes que arrancar
el motor a baja temperatura, recuerda que el aceite estará más viscoso
de lo normal y tardará más en lubricar el turbo y los demás componentes. En
estos casos, estira más el tiempo al ralentí para que vaya fluidificándose.
Si vas a arrancar un coche que lleva mucho
tiempo sin usarse, también es conveniente estirar más el tiempo de
calentamiento en parado. En este caso el aceite se habrá caído al cárter
prácticamente en su totalidad. Por eso tardará algo más en volver a lubricarlo
todo.
Apagado del motor
Éste es el consejo más conocido y extendido en el cuidado
del turbo: esperar unos minutos antes de apagar el contacto. Lo malo es que no
se sabe a ciencia cierta cuánto tiempo hay que esperar, ya que el común de
los mortales no tenemos un dispositivo que indique la temperatura del turbo.

No tienes que esperar para apagar el motor en tramos urbanos
con una conducción razonable, ni en los típicos trayectos cortos. Tampoco es
necesario esperar a que se enfríe conduciendo por carreteras
de 90 km/h, siempre que no se vaya adelantando constantemente. Te damos
una lista de condiciones en las que conviene esperar y cuánto
está recomendado en coches normales de forma aproximada:
Viaje largo por autopista a 120 km/h: 1 minuto. Los coches
actuales están pensados para funcionar a estas velocidades sin calentarse en
exceso. Aunque si conduces en verano a temperaturas muy altas puedes estirar el
tiempo a 2 minutos.
Viaje subiendo un puerto de montaña: 3 minutos. Las subidas
por carreteras reviradas y/o grandes cuestas hacen trabajar el motor de forma
más intensa. Pero más importante que esto, es que el turbo tiene que soplar
más. Para poder hacerlo, debe girar más rápido a base de recibir un flujo mayor
de gases de escape. Que son precisamente los que lo calientan a temperaturas
tan altas.
Carrera o tramos con conducción deportiva: 5 minutos. Cuando
se conduce en estas circunstancia se suele mantener el acelerador apretado
hasta el fondo un gran porcentaje del tiempo. Un uso para el que la mayoría de
los coches convencionales no está preparado para aguantar por sistema. En estos
casos es recomendable tener paciencia. Así conseguirás que se enfríen todas las
partes clave, no solo el turbo.

Forma de conducir
Cuando conduzcas con un motor con turbo es recomendable
respetar tres consejos básicos para evitar daños innecesarios:
Antes de exprimir el turbo al máximo espera a que el
motor llegue a la temperatura óptima de funcionamiento. Normalmente 90º. Hasta
entonces, evita superar las 2.000 rpm si las circunstancias te lo permiten.
Tampoco aprietes el acelerador a fondo, para que los gases de escape no hagan
girar al turbo a su máxima velocidad.
Trata de circular dentro del rango de revoluciones
óptimo para el funcionamiento del turbo. Una buena referencia con la que
no te vas a confundir es el intervalo en el que el motor da su par máximo. Por
ejemplo, un Volkswagen Golf 1.4 TSI de 122 CV de 2009 da sus 200 Nm de par
máximo entre las 1.500 rpm y las 4.000 rpm. Siempre que te muevas dentro de
esos valores lo estarás haciendo perfecto.

Coches más sensibles: los diésel de cierta antigüedad con
turbos de álabe variable (P. ej. el Seat Toledo II TDI 110 CV) pueden tener
inconvenientes mayores si se suele circular a bajas revoluciones. En estas
circunstancias, la combustión genera
más carbonilla que sale en forma de humo negro. Esta sustancia podía
llegar a obstruir el movimiento de los álabes, dejándolos en una posición fija.
Un estado que lo hacía funcionar mal e incluso podía llegar a romperlo.
No abuses de las revoluciones. Aunque el coche mantenga su
par máximo a unas revoluciones altas, no es recomendable llegar a ese extremo
por sistema. En realidad éste es un consejo aplicable a cualquier motor, aunque
no tenga turbo. Al menos si quieres que te dure el mayor tiempo posible. De
cualquier forma, en los coches con turbo, este consejo es incluso más
importante.
Mantenimiento

En los motores con turbo es especialmente importante cuidar
el estado del aceite. Por eso es bueno cambiar
el lubricante junto con el filtro cuando indique el fabricante, aunque
lo vayas a hacer tú mismo. También es recomendable no escatimar en la
calidad de ambas cosas. La diferencia es de unos pocos euros entre uno de marca
reconocida y otro dudoso.
Además de esto, es conveniente vigilar el nivel del
aceite aunque no haya llegado la fecha del cambio. Los motores suelen
consumirlo poco a poco, sobre todo los que ya tienen varios años de servicio.
También puede tener pequeñas fugas que vayan haciendo bajar el nivel por debajo
de lo recomendado.
¿Qué pasa si no se cuida el turbo?
Una avería en el turbo puede ser muy costosa, ya que esta
pieza puede tener un precio aproximado de $ 10.000, dependiendo del
modelo. Más en marcas premium. Además, la sustitución de este elemento puede
ser un poco complicada en algunos coches. Lo que suma más tiempo de mano de
obra a la factura del taller.
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